La narración de la fábula de Arturo Corcuera
Uno de los poetas más reconocidos del Perú fue Arturo Corcuera Osores, nacido en 1935 y fallecido en agosto del año 2017. Cierto grupo literario le llamaba el mago de la palabra.
Corcuera se presentó en distintos acontecimientos poéticos y culturales en el mundo. Y en general cuando se le hacía la pregunta sobre sus poemas y como se inspiraba y los elaboraba, él siempre comentaba que era bastante metódico.
Yo me he demorado mucho tiempo porque he corregido mucho y por qué cada vez me demoro más en publicarlos. Guardo mucho tiempo los poemas que escribo, los guardo mucho tiempo, para tener una reflectiva, una distancia y poderlos criticar yo, hacer una auto crítica del poema escrito. ARTURO CORCUERA
Uno de sus poemas que pude disfrutar hace ya un tiempo en la Feria de libros que se llevo en Lima, Perú, fue la de la fábula del cajón de los versos perdidos, la cual a la letra dice:
“Salta de un barrote a otro el silencio amarillo de la jaula vacía
La jaula sin el pájaro se ha puesto a cantar. ¿Es un ánima o sólo su pena?
¿Dónde está tu cabeza? Le pregunto a mi sombrero. ¿Sólo piensas con cabeza ajena?
Nunca supimos quién era el gato del antifaz. Lo llamábamos Fantomas
¡Ya no me asustas, sombra, cuando escucho tus pasos! ¿Crees que aún soy niño?
Ni mis lágrimas ni la lluvia saciarán tu sed, agua de la fuente
En mis sueños hasta las olas del mar son dulces, aprended lágrimas
¿Si ve que cambio de traje, porque el espejo no cambia de agua?
Yo sé que los fantasmas se ahogan en el espejo. ¿Entonces por qué sigo vivo?
En cuanto nos quedamos dormidos los trajes del ropero salen a caminar solos
Jamás se ha sabido que sueñen los muertos, ¿Quiere decir que existo?
Qué será de mis zapatos cuando me vaya, ¿tomarán otro camino?
Déjenme la puerta abierta. Quiero volver si me ausento. Que no se enteren, por favor, que me fui sin despedirme
¿Por qué me has abandonado?, me pregunta mi máquina de escribir. Y no sé qué responderle
Huye la rosa de las caricias del cardo. ¿De quiénes huyen el río, el viento, la niebla del atardecer?
Los lapiceros que he perdido, donde quiera que estén, ¿me escribirán una carta?
Las preguntas que nunca hice, ¿Se ahogaran en mi pecho?
¡Tanto que anduvimos juntos, y ni mi sombra se acordará de mí!
Qué soledad la de los libros que no los ha leído nadie
¿Cuándo yo muera morirá también mi sombra? ¿O volverá al regazo de la noche?
Gracias, paredes de mi casa, por protegerme del frío. Gracias techo. Gracias, ventanas, por dejar pasar la luz”
Aunque existe un video, del cual podrías también disfrutar aquí.